lunes, 3 de junio de 2013

La gira regional sigue de tumbo en tumbo


El triunfo de Manuel Villegas, la noticia positiva para Colombia en el NEC Series-Latinoamérica.

Pasan los días y el panorama no cambia: la mentira se mantiene y el NEC Series-Latinoamérica, popularmente conocido como ‘chimbis’ tour, el nombre que los propios jugadores le dieron, recorre un camino muy similar al del año pasado, su primera temporada. Eso quiere decir que se repiten los mismos errores, que se mantienen las tendencias y que, por ende, el futuro del minicircuito de la región no es halagüeño.

Como lo publicó GOLF EN CONTRAVÍA en la última entrada de 2012, en una nota titulada Corregir los vacíos, el reto del PGA Tour Latinoamérica 2013, esos primeros pasos dejaron mucho que desear, más allá de la efervescencia mediática y de la emoción por tener en nuestros países torneos cobijados por el PGA Tour, así sea a la distancia, a través de terceros. Este primer semestre de 2013, sin embargo, deja claro que todavía es mucho lo que hay por corregir, que la intención del circuito estadounidense de aliarse con las federaciones regionales resultó el fracaso que estaba anunciado y que, salvo que haya algún cambio drástico, la serie correrá la misma suerte que su antecesor, el Tour de las Américas.

Dos hechos sirven para mostrar la verdadera realidad del NEC Series-Latinoamérica, la misma que sus protagonistas se esmeran en esconder. El último día de juego del Claro Colombia Championship, el torneo válido por el Web.com Tour que se disputó por cuarta ocasión en el Country Club de Bogotá, emisarios de la Fedegolf visitaron el tradicional centro social y deportivo de la capital dizque con el ánimo de limar asperezas tanto con los organizadores del certamen (los mismos a los que despreciaron en el pasado, de los que se burlaron hasta la saciedad y a los que quisieron desprestigiar) y con las directivas del club, con las que de tiempo atrás había serios roces y un conocido distanciamiento.

La gestión terminó como casi todos los emprendimientos de la entidad: en fracaso rotundo. El obispo Cantinflas y sus acólitos deshonestos terminaron arrumados en una lejana tribuna, escondidos debajo de los árboles, con el rabo entre las piernas. Germán Calle Ramírez, director del torneo, que estaba pendiente de la última ronda y las actividades finales, les concedió no más de cinco minutos, pero fueron más que suficientes para ‘bajarlos del bus’. ¿Cuál bus? Los de la Fedegolf fueron, literalmente, a pedirle cacao con sus famosos torneos del muy mal llamado PGA Tour Latinoamérica, que el año pasado le dejaron pérdidas económicas a la entidad, según ellos mismos reportaron en la asamblea ordinaria.

Jorge Fernández-Valdés, el único nuevo del Top-5 de ganancias.
Calle, con su estilo frentero y sin maquillajes, de una vez les dijo que no. “Regalado, uno de esos torneos es caro”, fueron las palabras que les dijo cuando le solicitaron apoyo para evitar nuevos descalabros. “Con esos jugadores que participan, a ningún patrocinador serio le puede interesar estar ahí”, agregó. Hasta ahí llegó la conversación, y la verdad es que no había mucho más que decir. Al fin y al cabo, el mismo Calle le propuso a la Fedegolf, hace más de cinco años, aliarse para organizar torneos del Tour Europeo y luego del PGA Tour y la única respuesta que obtuvo fue que lo tildaran de charlatán y de pícaro, en el sentido negativo del término. Pero, miren cómo es la vida, ahora los mismos payasos petulantes del pasado llegaron al Country Club a dárselas de humildes y regresaron a casa aburridos después de recibir una dura cachetada con guante blanco.

Luego, a comienzos del pasado mes de mayo, con ocasión del The Players Championship, el torneo más importante que organiza el PGA Tour, los avivatos de la Fedegolf se tiraron un nuevo envión, con idéntico resultado: fracaso absoluto. Por cuenta del circuito estadounidense, que les tendió una invitación y los citó para una reunión con otros dirigentes de la región, llegaron a Ponte Vedra Beach (Florida) con una propuesta en tono de ultimátum: para que el NEC Series-Latinoamérica no sea el ‘chimbis’ tour de la actualidad, se necesita que el PGA Tour deje de organizar torneos en Suramérica.

De nuevo fue regreso a casa en medio de incomodidades, por aquello del rabo entre las piernas. Hoy por hoy, el PGA Tour está más que satisfecho por los resultados arrojados por los torneos de sus dos verdaderos circuitos, el PGA Tour y el Web.com Tour, en Latinoamérica. En ambos niveles, las experiencias en México, Puerto Rico, Colombia, Chile y Brasil han sido satisfactorias, porque encontraron empresarios serios, trabajadores, capaces, no médicos caducos o arquitectos quebrados como los que pululan en las federaciones regionales. Y, claro, no está dispuesto a dar marcha atrás, porque allí hay un terreno fecundo del que ya se observan los primeros frutos.

El grave error del PGA Tour con el NEC Series Latinoamérica fue haber creído que podía llevarlo a cabo con las federaciones. Rápidamente, los gringos se dieron cuenta de que por acá esos aprendices solo están capacitados para organizar medallas mensuales, y que de logística, comercialización y difusión en serio poco o nada saben. El gran avance del minicircuito en lo que va corrido del año es que tiene un patrocinador, NEC, hecho que le otorga un poco de seriedad. De ahí en adelante, es poco lo que se puede rescatar.

José de Jesús Rodríguez, el primero de la lista de ganancias.
Colombia (los campeones mundiales en la materia), República Dominicana y México volvieron a acoger torneos única y expresamente para rellenar el ‘field’ con los hijos de los directivos, los novios de sus hijas, los sobrinos, los amigos, en fin. Una vez más, quedó claro que los torneos presentan una cara cuando se realizan por estas latitudes del norte de la región y otra muy diferente, esta sí llamativa y competitiva, cuando las citas son en el sur, especialmente en Argentina. Por acá son convites de amigos con algunos extranjeros, por allá son torneos con nombres reconocidos, de esos que por aquí solo se ven en televisión.

En diciembre, cuando con bombos y platillos el propio PGA Tour anunció el calendario de la temporada 2013, se presentaron 15 torneos, ocho en esta primera parte del año. Se realizaron siete, pues el Abierto de Puerto Rico, que se iba a jugar en la tercera semana de mayo, quedó en el aire. Lo mismo ocurre con una de las citas previstas en Brasil y, de acuerdo con la página web oficial, solo hay seis competencias más aseguradas para el resto del año (con lo que se llegaría a 13 en el acumulado). En pocas palabras, a la flor se le cayeron dos pétalos y el dueño del cultivo guarda silencio y mira para otro lado, como si nadie se fuera a dar cuenta.

En lo deportivo, el minicircuito sigue caracterizándose por ser el escenario ideal para el rencauche de veteranos venidos a menos y jugadores con al menos cinco años de experiencia que no pudieron llegar a otros ámbitos más competitivos. En Top-5 de la lista de ganancias lo encabeza el mexicano José de Jesús Rodríguez, conocido como ‘Camarón’, que a los 33 años tiene un pie en el PGA Tour-2014. Le sigue el talentoso Jorge Fernández-Valdés, de Argentina, que con solo 21 años demuestra que lo realizado como amateur no fue producto de la casualidad. Tercero es el estadounidense Timothy O’Neal, que a los 41 años vive una ‘segunda juventud’ en este nivel. Cuarto es Óscar Serna, de México, con 34 años a cuestas, que ha hecho valer el bagaje acumulado. Y el quinto es el colombiano Manuel Villegas, que a los 28 años alcanza el punto más alto de su trayectoria. Es decir, como ocurrió en 2012 con Tommy Cocha, solo hay un joven entreverado en los primeros puestos, confirmando la tendencia del año pasado.

No se demorarán los desmentidos ni las amenazas de demanda, pero esa es la verdad. El PGA Tour está como gallina criando patos con este NEC Series-Latinoamérica: encartado. El problema es que tiene contratos firmados por tres años (hasta 2015, inclusive) y los va a cumplir. De ahí en adelante es difícil saber qué va a ocurrir, aunque no se necesita ser genio para prever que mientras este panorama no cambie de manera radical los días de la gira regional están contados. El mejor termómetro para medir su impacto es la trascendencia que le dan los principales medios de comunicación especializados en golf: para Golfweek y Global Golf Post, por ejemplo, el registro de estos torneos solo amerita una breve. Esa es la verdadera dimensión actual del minicurcuito, así las monjitas del convento de la 72 entren en estado de ira profunda cuando su mentira queda al descubierto.

Hasta la próxima…

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