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El club El Rincón recibe otro torneo internacional (Fotos: PGA Tour Latinoamérica) |
Desde el
pasado 10 de mayo, a través de esta vitrina, se denunció la sucia jugarreta de
la junta directiva de la Federación Colombiana de Golf en detrimento del gremio
profesional, usando el PGA Tour Latinoamérica como excusa para avanzar en su
cruzada. Fue con ocasión de la quinta propuesta, titulada El ‘tumbre’ a los profesionales. Todo está consignado en la resolución número 1442, del pasado 16 de julio,
que reglamenta la expedición de los carnés para profesionales en sus distintas
modalidades. Un documento que pasará a la posteridad porque sustenta la campaña
de exterminación a la base de la disciplina.
Enceguecida
por la rabia y la envidia porque Germán Calle Ramírez, un particular al que en
la Fedegolf menospreciaron y del cual se burlaron hasta la saciedad, logró
convencer a los directivos del Tour Europeo, primero, y del PGA Tour, después,
y trajo al país torneos de primer novel deportivo, la cúpula de la Fedegolf
decidió pisotear los pilares de la disciplina (la decencia, la honestidad) y se
jugó la peor carta de todos los tiempos. Como en la administración pasada no
fue posible arrebatarle a Calle los derechos para organizar un torneo del
Challenge Tour y, en especial, los del Pacific Rubiales Colombia Open que los
tres últimos años se disputó en el Country Club de Bogotá, le apostó a otra
estrategia.
A raíz de
los certámenes organizados en el tradicional club capitalino, de los cuales la
Fedegolf quedó excluida por la miopía y la soberbia de sus directivos, el PGA
Tour puso los ojos en Suramérica. Los estadounidenses, ellos sí visionarios y
ellos sí interesados en promover el desarrollo del golf en la región,
encontraron aquí un campo fértil para expandir sus dominios. Una coyuntura que
la cúpula de la Fedegolf aprovechó para demostrar una vez más su oportunismo y
subirse al bus que antes miró con tanto desprecio. Y decidió hacer lo que
fuera, literalmente, por tener un torneo de tercer nivel auspiciado por el
circuito estadounidense.
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Tomás Cocha ganó el Mundo Maya Open. |
Queda claro
que nadie se opone a que en el país se realicen certámenes deportivos
internacionales, no importa si son de primera, segunda o tercera categoría
(como el que se cumplirá este fin de semana en el club El Rincón), porque estos
de alguna manera contribuyen a enriquecer la afición y, en determinadas
circunstancias, a generar la cultura deportiva de la que tanto carecemos
(especialmente el las altas esferas directivas). Sin embargo, es impresentable,
y mucho menos admisible, que para alcanzar ese objetivo se tenga que pisotear a
un gremio como el de los jugadores profesionales, el sustento de la actividad.
Pero, para los directivos de la Fedegolf el fin justificaba cualquier medio.
Y el medio
que escogieron fue, de manera increíble, el del despojo a los profesionales. A
pesar de que la famosa resolución 1442, firmada por el presidente y el
secretario de la junta directiva, dice estar diseñada para promover y
fortalecer el golf profesional en el país, las actuaciones de esa cúpula
desvirtúan, con creces, todo lo consignado en el papel. Como se explicó con
detalles en la nota anteriormente referida (El ‘tumbre’ a los profesionales), la Fedegolf se salió del
‘fairway’ y empezó a transitar por el espeso ‘rough’, un escenario ideal para
acomodar la bola a su antojo, al mejor estilo de esos tramposos que desde sus
cómodos despachos dicen combatir. Aunque en ese documento, que está claro no es
más que una de tantas cortinas de humo que emanan desde las oficinas en la
calle 72, consigna los beneficios que reciben los profesionales pagar su carné
de afiliación a la Fedegolf, con el arranque del Abierto de Colombia quedó
consumada la fechoría.
Ese Abierto
dejó de ser de Colombia y fue hipotecado a los intereses ególatras de unos
pocos, simple y llanamente para hacerles contrapeso a torneos en los que nunca
creyeron y que, a pesar de los misiles que se lanzaron desde la Fedegolf,
alzaron vuelo y se consolidaron. Ahora es un fin de semana con amplia
participación internacional, con jugadores ubicados en su gran mayoría más allá
de puesto 500 del ranquin mundial (como quedó demostrado en la nota PGA
Tour: parecido no es igual, publicada el lunes anterior) y un grupo de
jugadores locales que, con todo el respeto que se merecen, no representan al
gremio discriminado.
Pasando por
alto las normas más elementales de la decencia, la cúpula de la Fedegolf se
jugó su carta maestra: no cumplir con lo prometido en la mencionada resolución,
a pesar de que en sus arcas, con juicio, los jugadores profesionales sí
consignaron los dineros exigidos. Una suerte de ‘pirámide’, de captación
ilegal, que de acuerdo con abogados que conocen el tema tiene alcances legales
(en caso de que alguno de los afectados se atreva a demandar). Es sencillo: se
prometieron unos beneficios a cambio de unos derechos de afiliación y, a mitad
del camino, se cambiaron las reglas del juego. Eso sí, la platica continuó
engrosando las arcas de la dizque entidad sin ánimo de lucro.
Como se
dijo en su momento, los directivos no se conforman con retener el 20 por ciento
de las bolsas de los pocos abiertos que se realizan en el país (les descuentan
el 10 por ciento a los jugadores y le cobran una suma similar al club
organizador), no solo cobran por un carné que literalmente solo sirve para
rellenar la billetera, sino que no cumplen con los beneficios prometidos. Uno
de ellos, valga decirlo, era participar en el Abierto de Colombia y en el
Máster Profesional, pero la gran mayoría de los afiliados no podrá hacerlo
porque los torneos ahora son sancionados por un circuito al que no pertenecen.
Ah, y
cobran inscripciones de un millón de pesos, en un claro intento por filtrar la
participación de esos jugadores que para ellos desde hacer rato son incómodos:
los jugadores profesionales que anteriormente fueron cadis. Pretenden montar
por decreto un golf profesional estrato 6 pisoteando a aquellos que, a pesar de
su origen humilde y en muchos casos su ausencia de educación formal,
históricamente le dieron lustre a la actividad.
En condiciones normales, los primeros golpes de Mueller y Monroy deberían ser para celebrar, para darle al mundo testimonio de que el golf colombiano sigue su desarrollo. En cambio, lo que se configuró, gracias al despojo a los profesionales, fue el peor ‘shank’ de la historia. Una actuación vergonzosa que, por supuesto, a nadie hace sonrojar en la cúpula de la Fedegolf. Ellos, fieles a su costumbre, miran para otro lado, tiran la piedra y esconden la mano; arrancan campañas para que se promover el juego limpio, pero juegan sucio, muy sucio. La fechoría, como tantas otras en este país, quedó impune porque ninguna de las víctimas denunció (otro mal colombiano). El cáncer, sin embargo, sigue desarrollándose y estos personajes, como tantos otros que actúan al margen de las normas vigentes, tarde o temprano caerán por el peso de sus equivocaciones.
Hasta la próxima…
En condiciones normales, los primeros golpes de Mueller y Monroy deberían ser para celebrar, para darle al mundo testimonio de que el golf colombiano sigue su desarrollo. En cambio, lo que se configuró, gracias al despojo a los profesionales, fue el peor ‘shank’ de la historia. Una actuación vergonzosa que, por supuesto, a nadie hace sonrojar en la cúpula de la Fedegolf. Ellos, fieles a su costumbre, miran para otro lado, tiran la piedra y esconden la mano; arrancan campañas para que se promover el juego limpio, pero juegan sucio, muy sucio. La fechoría, como tantas otras en este país, quedó impune porque ninguna de las víctimas denunció (otro mal colombiano). El cáncer, sin embargo, sigue desarrollándose y estos personajes, como tantos otros que actúan al margen de las normas vigentes, tarde o temprano caerán por el peso de sus equivocaciones.
Hasta la próxima…
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