viernes, 15 de febrero de 2013

A estos dos, nadie les quita lo bailado



El expresidente estadounidense Bill Clinton fue la atracción del año pasado en el Pro-Am.

Como en la fábula del pastorcito mentiroso, uno ya no sabe qué creer. Por tercer año consecutivo, los organizadores del Colombia Championship, el torneo sancionado por el Web.com Tour que se cumplirá del 28 de febrero al 3 de marzo en el Country Club de Bogotá, anuncian dos nombres de quilates en el grupo de jugadores que estarán presentes en el duelo deportivo en los 18 hoyos del campo ‘Los Fundadores’.

Se trata de los estadounidenses Shaun Micheel, campeón del PGA Championship de 2003, y Todd Hamilton, campeón del British Open de 2004. Además de estos dos campeones ‘Major’, el listado de inscritos inicial incluye los nombres de 18 ganadores en el PGA Tour, seis vencedores del European Tour y 53 de triunfadores en el Web.com Tour. El surafricano Brenden Pappas y el estadounidense Skip Kendall, que levantaron el trofeo en Bogotá en 2011 y 2012, respectivamente, volverán a presentarse ante la afición que los acogió con tanto cariño.

Hace dos años, a pocos días del comienzo de la competencia, se anunció con bombos y platillos la presencia del mismo Micheel, un rumor que perdió peso rápidamente. El año pasado, mientras, el nombre que se ventiló fue el del veterano Boo Weekley, dos veces ganador en el PGA Tour (Verizon Heritage de 2007 y 2008). Ninguno de los dos, sin embargo, estuvo cerca de tomar el avión que lo trajera hasta Bogotá, pues jamás aparecieron en el ‘field’ provisional, y lo único que se consiguió fue restarle credibilidad al torneo.

Lo que llama la atención es que, de nuevo, la página oficial (pgatour.com) no incluye los nombres de Micheel y Hamilton dentro del grupo de jugadores que manifestaron su intención de jugar el que será el segundo torneo de la temporada oficial del circuito alterno estadounidense. ¿Entonces? Todos sabemos que ese es un listado dinámico, es decir, que registra salidas y entradas hasta último momento, pero, ¿si los dos excampeones de ’Majors’ nos van a deleitar con su presencia, por qué no figuran en esta que podemos llamar una lista de buena fe?

Shaun Micheel ganó el PGA Championship de 2003.
En 2011, cuando se echó a volar el nombre de Micheel y poco después se desmintió, el sabor que quedó entre los aficionados y los medios de comunicación fue muy agridulce. El año pasado, por el contrario, prácticamente nadie extraño a Weekley porque una figura de talla internacional como el expresidente estadounidense Bill Clinton, gran animador del Pro-Am al lado del presidente colombiano Juan Manuel Santos, acaparó la atención de todos y compensó cualquier ausencia de última hora.

Aunque se sabe que la organización del Colombia Championship ha realizado importantes esfuerzos para traer un nombre de campanillas para el Pro-Am, con el fin de repetir el éxito del año pasado, hasta ahora no hay humo blanco al respecto. Un nombre bien grande se frustró por cuestiones de compromisos previamente adquiridos y desde entonces se trabaja en otro que, sin duda, resultaría muy atractivo para los aficionados. Pero, claro, un torneo de esta índole no se organiza para traer una figura de renombre al Pro-Am, que es una actividad privada, sino para brindarle a la afición la oportunidad de disfrutar de un espectáculo durante 72 hoyos.

Por eso, para bien del Colombia Championship y de los aficionados que cada año asisten al Country Club de Bogotá, sería una gran noticia si, a diferencia de lo ocurrido en las dos temporadas anteriores, esta vez Micheel y Hamilton se suben al avión que los traiga por estos lares. Vamos a convenir que ninguno de los dos es un figurón, que desde aquellos triunfos que les garantizaron un lugar en la historia del golf volvieron a su ‘estado natural’ y deambularon por decenas de torneos sin volver al círculo de los ganadores, pero, como dice el título de esta nota, a estos dos nadie les quita lo bailado.

A la cita bogotana han acudido jugadores importantes, con muy meritorias trayectorias deportivas y hojas de vida cuidadosamente adornadas con triunfos en el máximo circuito del planeta golf. Sin embargo, ninguna victoria tan importante como la que se consigue en uno de los cuatro ‘Grandes’. Más allá de lo que ocurrió antes y después de aquellos inesperados triunfos, Micheel y Hamilton encarnan aquel sueño dorado de cualquier golfista: hacer que el fin de semana feliz, en el que todo sale a la perfección, coincida con un ‘Major’.

Antes de ganarle a Chad Campbell por dos golpes en el Oak Hill Country Club, en Rochester (Nueva York), Micheel acreditaba seis Top-10 como figuraciones más destacadas en el PGA Tour. El tercer lugar en el B.C. Open de 2002 aparecía como su mejor resultado, aunque por la categoría del torneo el empate en el octavo puesto en el Ford Championship at Doral, en 2003, sobresalía. De hecho, esa fue la llave que le permitió abrir la puerta del PGA Championship, en el que sorprendió a propios y extraños. Aquella tarde del domingo 17 de agosto, una tarjeta par cancha (70) le bastó para arrebatarle el primer puesto a Campbell (que firmó un 72) y entrar en la historia del golf.

Tras eso, acumuló ocho Top-10, incluido el segundo puesto en el PGA Championship de 2006, detrás de Tiger Woods. En el Medinah Country Club de Medinah (Illinois), Micheel se distinguió como el mejor del resto, a 5 impactos de ‘el Tigre’. Superó por uno al trío de Sergio García, Luke Donald y Adam Scott, que compartió el tercer lugar. Su última figuración destacada fue el cuarto lugar del John Deere Classic de 2010 y, desde entonces, su carrera deportiva entró en una caída libre que lo llevó a perder el carné y volver al lugar donde comenzó, es decir, como un jugador prácticamente anónimo.

La fábula de Hamilton, mientras, ofrece un libreto bien diferente. Luego de que no pudo brillar en suelo estadounidense en el arranque de carrera profesional, emigró a Japón donde jugó en su competitivo circuito. A finales de 2003 ocupó el puesto 16 del Q-School y entró al PGA Tour como novato.  Inesperadamente, ganó el The Honda Championship, una victoria que le permitió competir en los ‘Majors’ de esa temporada. Al cabo de una frenética ronda final en el Royal Troon Golf Club (South Ayrshire, Escocia), el estadounidense compartió el primer lugar con el surafricano Ernie Els, con 274 impactos (-10). Phil Mickelson se quedó por fuera de la fiesta por poco, al acumular 275 (-9).

Todd Hamilton fue el dueño del 'Claret Jug' en 2004.
En la sumatoria de cuatro hoyos (1-2-17-18), contra todos los pronósticos, Hamilton fue el vencedor. El estadounidense firmó cuatro pares, mientras que ‘Big Easy’ se equivocó en el tiro de salida del par 3 del 17 y acreditó un ‘bogey’ que lo alejó del ‘Claret Jug’. Al final, fueron 15 golpes de Hamilton contra 16 de Els. Ese segundo éxito le bastó a Hamilton para ser declarado ‘Novato del Año’ en el PGA Tour, circuito en el que logró otros seis Top-10 desde entonces. El más reciente fue el cuatro puesto del John Deere Classic (irónicamente, el torneo que se juega en la misma semana del British Open, pero en suelo estadounidense), en 2010.

Reiterémoslo: no son Tiger Woods, ni Phil Mickelson, tampoco Rory McIlroy. Son Shaun Micheel y Todd Hamilton, dos jugadores de carne y hueso, de esos que acumulan más fines de semana libres que cortes superados, pero son dos ‘grandes’ de la historia del golf. Un fin de semana mágico, en el que fueron tocados por la varita de los dioses, los sacó del anonimato y los puso en el Olimpo. Sin importar cuál sea su presente, sus golpes están cargados de historia y ese detalle, solo ese detalle, hace que valga la pena admirarlos y disfrutarlos. Ojalá, entonces, el anuncio de su participación sea una realidad y no termine convertido en el tercer episodio la fábula del pastorcito mentiroso.

Una pregunta final: ¿qué sentido tiene el torneo de clasificación si la mayoría de los cupos disponibles ya fueron asignados por la organización y varios de ellos quedaron en poder de jugadores que ni siquiera han podido sobresalir en el ámbito doméstico y que en torneos de esta índole huelen a ‘rosca’ o a relleno? Mucha escama para terminar en lo mismo de a quienes con tanta saña se ha criticado.

Hasta la próxima…

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