jueves, 9 de agosto de 2012

Una cita para jugadores ‘grandes’


The Ocean Course, el temible reto que enfrentan los jugadores esta semana.
Siete de los últimos 15 ganadores ‘Major’ contaban menos de 30 años en el momento de su victoria. Sin embargo, el título del PGA Championship, la cuarta gema de la corona, que se disputa esta semana el The Ocean Course del Kiawah Island Golf Resort (par 72 de 7.676 yardas), en Carolina del Sur, solo fue celebrado por cuatro jugadores de esa edad desde 1990: John Daly (1991), Tiger Woods (1999, 2000), Martin Kaymer (2010) y Keegan Bradley, precisamente el defensor de esta semana. Eso, en pocas palabras, quiere decir que el cuarto ‘Grande’ de la temporada es un torneo hecho para jugadores ‘grandes’, ¿hecho para Tiger Woods?

Igual que ocurrió en los últimos meses con ocasión del U.S. Championship y el British Open, que fueron ganados por Webb Simpson y Ernie Els, respectivamente, el favorito en el partidor es ‘el Tigre’. Han pasado 17 citas ‘Major’ desde la última victoria del actual número 2 del mundo, que cuenta tres festejos en el PGA Tour en la actual temporada. Fue en el U.S. Open de 2008, en el recordado desempate contra Rocco Mediate, jugando con una rodilla lesionada y mucho antes de que se destapara el escándalo de sus infidelidades que dio al traste no solo con su matrimonio, sino que también le asestó un duro golpe a su carrera deportiva.

Lo cierto es que aquella época en la que era relativamente fácil adivinar el nombre del ganador del ‘Major’ de turno quedó en el pasado. Eran años en los que, por obligación, el favorito se llamaba Tiger Woods, pero todos sabemos que el presente es distinto. Los ‘Grandes’ de esta temporada son un claro ejemplo: pocos apostaban por el triunfo de Bubba Watson en el Masters de Augusta, mucho menos alguien habría apostado un dólar por la victoria de Webb Simpson en el U.S. Open y, a pesar de su categoría, la celebración de Ernie Els en el British Open resultó sorpresiva. Entonces, actualmente en el golf, especialmente en materia de los torneos más importantes del calendario, no hay tarea más complicada que la de pronosticador.

Keegan Bradley ganó la semana anterior y defiende el título.
En este caso, que obviamente no es la excepción, la palabra parece tenerla el campo. El The Ocean Course que fue preparado para esta semana promete exigir lo máximo de cada uno de los participantes gracias a sus características que lo hacen un escenario especial. Es una cancha exageradamente larga, lo cual constituye un primer filtro y, claro, favorece a los pegadores largos como Tiger Woods. Pero, no basta pegar largo, porque también es necesario hacerlo derecho, algo que limita el abanico de aspirantes y que, sabemos, baja el precio de las acciones de ‘el Tigre’, que recientemente ha perdido el control de sus tiros en instancias decisivas.

Como es habitual, se trata de una cancha muy peligrosa. Esto quiere decir que un error, tal como salirse del ‘fairway’, puede resultar muy costoso y traducirse en números grandes que acaben con la ilusión. Los jugadores deberán preocuparse especialmente por no anotar doble ‘bogeys’ o mayores. Además, dado que la cancha fue construida sobre dunas, abunda la arena. Una superficie que de por sí es incómoda, pero que en esta ocasión lo será más, pues por allí es, justamente, por donde transitarán los cientos de aficionados que acudirán para ser testigos de la última gran fiesta de la temporada. Entonces, quedar en esos terrenos garantiza posiciones difíciles, ‘lies’ arriesgados, problemas potenciales…

Y, por último, están los ‘greenes’, la superficie sobre la cual, es sabido, se define al ganador. Aunque se espera que no estén demasiado rápidos, localizarlos sí será bastante complicado, porque todos sabemos que en esa región oriental de los Estados Unidos el viento suele hacer travesuras. Con todos esos ingredientes, el menú no es muy distinto al de otras ocasiones: se requiere un juego completo, sólido del ‘tee’ al ‘green’, para aspirar a la victoria. Habrá que tener, así mismo, mucha paciencia y un gran tesón, porque la ejecución de cada golpe requerirá la máxima concentración. Se necesitará algo de atrevimiento, pero también una alta dosis de precaución, so pena de verse sometido a un castigo del que sea imposible recuperarse.

El mundo del golf espera una nueva celebración de Tiger.
The Ocean Course es un diseño clásico de Pete Dye: arranca con un par 4 corto, sigue con un par 5 ‘pateperro’ y otro par 4 no demasiado extenso, trayecto en el que hay que jugar con mucho cuidado. El resto de la primera vuelta no debería ofrecer mayores inconvenientes siempre y cuando se cumpla con la premisa de acertar el ‘fairway’ con el tiro de salida. Los problemas se esperan para la segunda vuelta, con los primeros cuatro hoyos al borde del mar (con el viento como gran protagonista) y una recta final temible. Los hoyos 14 y 17, ambos par 3, de 258 y 223 yardas, respectivamente, son los más peligrosos. Dado que hay varios ‘tees’ desde los cuales se puede jugar, habrá que esperar cuál de ellos escogen los organizadores, pues desde alguno de ellos es prácticamente imposible acertar el ‘green’.

Antes de la Copa Ryder de 1991, que se jugó allí, el gran Raymond Floyd dijo que “la cancha es tan difícil que uno sale asustado de las rondas de práctica”. Por su parte, el australiano Adam Scott, el mismo que perdió el título del reciente British Open Championship tras acreditar ‘bogey’ en los últimos cuatro hoyos, afirmó que “la ida es difícil, pero la vuelta es imposible”. En lo que están de acuerdo todos los participantes es en rezarle al Creador para que el viento no sople, porque de lo contrario su tarea puede convertirse en algo titánico y sería el caldo de cultivo para una nueva ‘masacre’.

Desde el triunfo de Lucas Glover en el U.S. Open de 2009, 12 de los últimos 14 ‘Majors’ fueron ganados por jugadores que no tenían triunfos en estos torneos; la excepción la marcaron Phil Mickelson (Masters de 2010) y Ernie Els (British Open de 2012). Woods buscará quebrar su sequía de triunfos y, de paso, convertirse en el primer jugador de la historia en sobrepasar la barrera de los 100 millones de dólares en ganancias. ¿Podrá ganar? Esa es, de nuevo, la gran pregunta de la semana. La respuesta la conoceremos en el atardecer del domingo.

Hasta la próxima…

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