lunes, 6 de agosto de 2012

De amor al odio solo hay un doble ‘bogey’


Ben Kohles volvió a ser el héroe de la película con una victoria histórica. (fotos tomadas de Internet)
Si del amor al odio hay un paso, del infierno a la gloria hay apenas dos golpes… Esa, al menos, fue la lección que nos dejó la definición de los torneos del PGA Tour y del Web.com Tour este fin de semana, finales en los que de nuevo, como había ocurrido recientemente, quedó clara la línea invisible que existe entre el bien y el mal en el golf. ¿Los protagonistas de turno? Un insólito novato llamado Ben Kohles, el ya consagrado Jim Furyk y Bradley Keegan.

Hace apenas dos semanas, Kohles, de 22 años y nacido en Dallas (Texas, E.U.), era uno más de cientos de miles de jóvenes que crecieron a la sombra de Tiger Woods y adoptaron el golf como forma de vivir la vida. Hoy, este increíble joven tiene asegurado su carné para el PGA Tour-2013 por cuenta de sus victorias en el Nationwide Children’s Hiospital Invitational y en el Cox Classic. Con tan solo 535 golpes como jugador profesional, ya recolectó 261 mil dólares, cifra que le garantiza no solo el segundo puesto de la lista de ganancias, sino también un cupo en el reino de Tiger Woods y compañía para la próxima temporada.

Cuando obtuvo su primera victoria, inscribió su nombre en los libros de historia del circuito alterno como el primer jugador que ganaba en su primera salida profesional sin haber tenido antecedentes en ese ámbito. Es decir, en el ‘tee’ del hoyo 1, el jueves, se declaró profesional y en el ‘green’ del 18, el domingo, levantó el trofeo que acredita al campeón. Luego, como sin nada hubiera cambiado en su vida, volvió a sorprender a todo el mundo, especialmente a sus rivales, y con una fabulosa tarjeta de 62 impactos (-9) se aupó a lo más alto de la clasificación del torneo disputado en Omaha (Nebraska) para regresar a la ceremonia de premiación. Ahora, es el único jugador de la historia del circuito que gana en semanas consecutivas, algo que adorna su brillante gesta.

Una historia de fábula que nadie hubiera podido soñar cuando Ben estaba en la secundaria y ni siquiera se animó a presentarse ante el ‘coach’ para integrar el equipo del colegio. Una vez se graduó entró a las aulas de la Universidad de Virginia, en cuyo elenco obtuvo cinco victorias que, en todo caso, no daban para pensar que todo esto iba a ocurrir. La decisión que cambió su vida fue la de dejar atrás su intención de apostarle al título del U.S. Amateur Championship, que se jugará la semana venidera, y más bien enrolarse en las filas profesionales y aprovechar la invitación que le hizo el Web.com Tour para participar en el certamen que se disputó en el campo de la Ohio State University, la segunda casa de nadie menos que el gran Jack Nicklaus.

Tercera victoria de Bradley en el PGA Tour.
A Omaha llegó, claro, como la gran novedad, pues todos querían conocer a ese atrevido chiquillo que pocos días antes había marcado la historia. Lo que nadie sospechaba es que Kohles estaba preparado para escribir un nuevo capítulo y darle largas a su fantástico arranque como golfista profesional. El domingo partió en la tercera casilla, a dos golpes de Luke Guthrie, precisamente su víctima en el desempate por el título de la semana anterior, y que al parecer iba a cobrarse revancha, y de Russell Henley. Pero, a fuerza de ‘birdies’ (anotó 9) pasó de largo y postergó las aspiraciones del surafricano Dawie van der Walt, que cerró con un portentoso 60 (-11, con 9 ‘birdies’ y un águila), que no fue suficiente; terminó de segundo, a 3 impactos.

Lo que a muchos otros golfistas les cuesta años de trabajo y sacrificio, lo que a otros les cuesta una larga y tensa temporada, que en muchos casos puede incluir el paso por la estresante Q-School, a Ben Kohles le tomó solo 145 hoyos. Ahora, con poco menos de la mitad de la temporada por disputar, este increíble joven puede empezar a prepararse para cumplir el sueño que motivó toda esta historia: de debutar en el PGA Tour y ser parte de la familia de los mejores golfistas del planeta. Este lunes, la prensa especializada de Estados Unidos agotó los calificativos para hablar de su hazaña y posó sus ojos en un joven que no hace mucho pasaba inadvertido, como uno más de tantos otros que se inspiraron en un tal Tiger Woods y de improviso se ven jugando al lado de él.

La otra cara de la moneda, la de la desazón por la derrota, con ingredientes melodramáticos, la encarnó el impasible Furyk. Durante 71 hoyos y pico (incluido el tiro de salida en el 18), el veterano estadounidense fue dueño del World Golf Championships-Bridgestone Invitational en el exigente campo del Firestone Country Club, de Akron (Ohio). Sin embargo, los siguientes 5 impactos que pegó cambiaron el rumbo de la historia y la celebración, que parecía estar destinada para él, fue para un sorprendido Keegan Bradley.

Hace menos de dos meses, a mediados de junio, Furyk dejó escapar el que hubiera sido su segundo título en el U.S. Open Championship. Tras arrancar la última ronda como líder, poco a poco fue dilapidando sus opciones y las enterró de manera definitiva con dos ‘bogeys’ en los últimos teres hoyos. Entregó una tarjeta con 74 impactos (+4), sin haber conseguido siquiera un descuento ese domingo. Entonces, cayó al cuarto puesto y el héroe de la historia fue el joven Webb Simpson, que con un 68 (-2) final supo capitalizar los errores del campeón de 2003. Este fin de semana, cuando todos los fantasmas parecían haber desaparecido, ha historia se repitió de manera dolorosa.

El 'putt' que condenó a Jim Furyk, que lo hizo todo bien en 71 hoyos.
Furyk empezó su recorrido con tres ‘birdies’ que consolidaron su ventaja y ni siquiera el ‘bogey’ en el hoyo 6 pareció perturbarlo. Tampoco lo hizo la seguidilla de nueve pares, antes del último descuento del torneo, en el par 5 del 16. Aunque Bradley, ‘Novato del Año’ del PGA Tour en la temporada 2011 por cuenta de sus victorias en el the Memorial Tournament y el PGA Championship, logró acercarse tras anotar seis ‘birdies’ y firmar un 64 (-6), con un par en ese último hoyo Furyk era el campeón. Su tiro de salida iba directo a la zona de las complicaciones y un árbol lo devolvió al ‘fairway’. Parecía un golpe de suerte, un presagio, pero no fue así: erró el ‘green’ (lo que no era tan grave) y ahí se inició una cadena de errores (esta sí lamentable) infortunados que le arrebataron el triunfo.

Con la bola hundida en el ‘rough’ detrás del búnker que protege el ‘green’, Furyk pegó un ‘sapo’ y a duras penas sobrepasó la trampa de arena para continuar lidiando con el pasto alto y tupido. Con el cuarto golpe entró al ‘green’ y se dejó un ‘putt’ para ‘bogey’ desde un metro; era embocar y buscar la victoria en el desempate. Sin embargo, pegó un terrible ‘shank’ (sí, ‘shank en el ‘green’) y le regaló el triunfo a Bradley; cerró con doble ‘bogey’ e igualó la segunda colocación con Steve Stricker, a uno del ganador. Un episodio más para la lista de colapsos que de manera increíble se ha enriquecido en las últimas semanas. Con par, Furyk ganaba; con ‘bogey’, iba a desempate; con doble ‘bogey’…

Hasta la próxima…

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