martes, 21 de agosto de 2012

Paola y Camilo: unos ríen y otros lloran


La hora más feliz de Paola Moreno: campeona del Eagle Classic (fotos: Symetra Tour)
Que el golf es como la vida, que alterna tristezas y alegrías, quedó plasmado en la semana que pasó. A la desazón por la actuación de Camilo Villegas en el Wyndham Championship, que le puso moño a una temporada regular llena de altibajos, le salió al paso una fantástica actuación de Paola Moreno para adjudicarse los honores del Eagle Classic, válido por el Symetra Tour, el circuito alterno del LPGA Tour. Ahora, mientras el antioqueño está contra la pared, en serio riesgo de perder su carné del PGA Tour, la caleña dio un paso en firme hacia el más alto nivel del golf profesional femenino. Cara y cruz.

Empecemos por lo bueno. Hace unos días, con ocasión de los variados éxitos de nuestros deportistas en los Juegos Olímpicos de Londres, los medios de comunicación dejaron correr ríos de tinta para dar cuenta de las proezas de los nuevos héroes nacionales. A pesar de que se trata de deportistas profesionales, que reciben dinero (y no poco) por practicar su disciplina y que en muchos de los casos también gozan de los beneficios de patrocinios privados, a Mariana Pajón, Jacqueline Rentería, Rigoberto Urán y compañía se los pintó como su fueran pordioseros, como si hubieran llegado a la máxima cita del deporte en el mundo con necesidades y hambre. Excesos del triunfalismo y clásico oportunismo, nada más.

Ciertamente, enhorabuena para todos ellos, el deporte olímpico colombiano vive no solo su mejor presente, sino también el mejor momento de su historia. La combinación de esfuerzos, y sobre todo de dineros, estatales y privados ha permitido llevar adelante un proceso que tuvo una feliz parada en Londres. Entonces, montados en el podio, con la medalla al cuello, no solo tuvieron la oportunidad de sonreír, sino de darle a conocer al país la historia de sus vidas. Como tantos colombianos del común, muchos de ellos surgieron de hogares humildes, en los que abundaban las limitaciones y lo único que había de más era amor y sacrificio, y consiguieron torcer el destino para labrarse un presente lleno de felicidad.

Como varios de ellos, Paola Moreno vive un presente feliz después de haber sorteado muchas dificultades. Aunque su hogar fue algo más acomodado que el de aquellos, no faltaron las limitaciones, las dificultades, los problemas. De hecho, durante mucho tiempo, por cuenta de la animadversión hacia Sofía Pérez, su mamá, se ganó la persecución de la Federación Colombiana de Golf, en cabeza de un empleado nefasto que antes ocupó un lugar en la junta directiva. No fueron pocos los palos que le pusieron a su rueda, ni los desplantes que le hicieron ni las puertas que le cerraron en las narices. Ella, como Eileen Katherine Vargas, entre otros, se volvió en la piedra en el zapato para unos directivos que solo la tenían en cuenta a la hora de las figuraciones.

Moreno ha debido luchar contra el abandono y el desprecio.
A pesar de todo ello, Paola forjó una tremenda trayectoria amateur que la convierte en la golfista más ganadora de la historia en esa categoría. Entre campeonatos nacionales, suramericanos y mundiales, Moreno atesoró 20 trofeos. Solo Eileen Vargas, otra ganadora empedernida, logró emular su listón y hasta Camilo Villegas quedó rezagado con sus 18 coronas. Luego, la caleña irrigó su calidad con los colores de la University of Southern California, con la que alcanzó dos triunfos y celebró el Campeonato Nacional en 2008, justo antes de pasar a las filas rentadas. En ellas, tras un comienzo esperanzador, con un segundo puesto y un tercero en siete presentaciones en el entonces llamado Duramed Futures Tour, el paso al LPGA Tour le resultó esquivo.

En 2009, terminó en el puesto 22 de la final del Q-School, justamente el primer lugar sin privilegios completos. En 2010, alternó entre los dos circuitos estadounidenses y, por primera vez, pasó por el círculo de las ganadoras: fue el 2 de mayo, tras vencer en el Texas Hill Country Club. Luego, en junio, participó en su primer ‘Major’, el LPGA Championship, en el que terminó en la casilla 47. Al final de la campaña, de nuevo en la instancia decisiva de la Escuela de Clasificación, le faltaron 5 centavos para el peso: fue 21, otra vez a un pasito del premio mayor.

El año pasado fue malo, sin atenuantes. Con privilegios parciales, actuó en nueve torneos del LPGA Tour y solo pasó un corte, el del Safeway Classic, irónicamente el mismo certamen que se disputó este fin de semana. Fue vigésima en el Q-School para quedar, por tercera ocasión consecutiva, con derechos limitados. Este año se concentró en el Symetra Tour y la estrategia dio resultados. Fue tercera del My Marsh Classic y del Ladies Titan Tire Challenge en semanas consecutivas, a comienzos de junio, antes de sus dos únicas apariciones de la campaña en el LPGA Tour; no pasó el corte en el Manufile Financial LPGA Classic ni en el U.S. Women’s Open, en el que fue la única representante nacional.

La semana antepasada fue cuarta del Four Winds Invitational, en South Bend (Indiana), y el pasado domingo anotó un ‘birdie’ en el hoyo 18 del Richmond Country Club para superar a la estadounidense Jenny Gleasson por un impacto y ganar el Eagle Classic. Acumuló 207 golpes (-9) al cabo de 54 hoyos disputados y se adjudicó los 15 mil dólares del premio mayor. Ahora, tras ocho presentaciones, es tercera de la lista de ganancias, con acumulado de 38.840 dólares, y con cuatro torneos por disputar le apunta a llegar al máximo nivel sin sufrir la tortura de la Escuela de Clasificación. Dentro de lo normal, el próximo 30 de septiembre, cuando acabe el Daytona Beach Invitational, obtendrá el carné que la acredite como jugadora del LPGA Tour para la temporada 2013.

Villegas está amenazado, pero no rendido en el PGA Tour.
En ese momento no solo habrá cumplido el objetivo que se trazó desde que se declaró jugadora profesional, sino que también quedarán en el baúl de los recuerdos todas aquellas dificultades que ha debido superar, incluido el olvido por parte de patrocinadores y de la Federación Colombiana de  Golf, que fiel a su costumbre de ha limitado a botarle migajas y ahora está lista para subirse al bus de la victoria. Como los héroes olímpicos, sin más apoyo que el de su familia y sus amigos, Paola Moreno está a punto de hacer historia para el país al entrar a las ‘grandes ligas’ del golf profesional femenino, el mismo que parece invisible para todos en el país, especialmente para la Fedegolf.

En la otra orilla, la de las malas noticias, estuvo Villegas. Con la obligación de terminar en el Top-4 para llegar a los ‘playoffs’ de la FedEx Cup, solo pudo terminar en la casilla 70. Ahora, por primera vez, estará por fuera de la fiesta de la postemporada y, también por primera vez, deberá jugar los cuatro torneos de la Fall Series previstos del 4 de octubre al 11 de noviembre. La misión es entrar al Top-125 de la lista de ganancias (actualmente está en el puerto 156, con 357.318 dólares) para garantizar la tarjeta para la temporada 2013. De no conseguir el objetivo, deberá acudir, como antaño, al temible Q-School, a comienzos de diciembre.

Villegas, que supo estar en la cresta de la ola, que acredita tres victorias en el PGA Tour y que es uno de los consentidos del circuito, vive las horas más duras de su brillante trayectoria profesional. Ahora, deberá echar mano no solo de su reconocido talento, sino también de su empeño para torcer la tendencia negativa y dejar a los oportunistas de turno con las ganas de aprovecharse de este mal momento. Moreno, por su parte, empieza a ver la luz al final de un largo túnel por el que el destino la obligó a transitar. En silencio, sin aspavientos ni estridencias, está cerca de saborear las mieles del deber cumplido después de superar mil y un obstáculos. Unos ríen y otros lloran, reza la canción.

Hasta la próxima…

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