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Tiger Woods ya es el #! de la FedEx Cup-2012 (fotos tomadas de PGA Tour.com) |
Rodeado de
esos héroes militares a los que tanto aprecia, a los que honra durante el
AT&T National, el torneo del que es anfitrión, Tiger Woods vivió otro
domingo de gloria. Fue su tercera victoria de la temporada (antes lo había
hecho en el Arnold Palmer Invitational y en el the Memorial Tournament), la
número 74 de su trayectoria en el PGA Tour y, sobre todo, la confirmación de
que el Tiger Woods de antaño, el temible, el implacable, el devorador de
récords, está cada vez más cerca de regresar.
Esta vez no
hubo tiros espectaculares, como aquel ‘chip’ del hoyo 16 en el the Memorial,
aunque volvió a pegar como un relojito: con abrumadora precisión. Y, lo mejor,
de nuevo su ‘putt’ estuvo afinado, certero en los momentos que lo requirió,
como su gran aliado para conservar la confianza. Tampoco fue una victoria
arrolladora, pues apenas se impuso por dos impactos sobre Bo van Pelt, con el
que estaba igualado cuando se pararon en el ‘tee’ del hoyo 17, tras anotar
sendos ‘bogeys’ en el par 5 del 16. Sin embargo, dos nuevas equivoaciones de
Van Pelt sellaron de manera definitiva una victoria que estaba bien encaminada.
A pesar de
todo ello, no fue una victoria más en el rico palmarés de ‘el Tigre’. Con este
triunfo, dirimió el empate con Jack Nicklaus en la lista de los golfistas más
laureados del PGA Tour en todos los tiempos. El ‘Oso Dorado’, su gran rival en
los libros de historia del golf, se quedó en solitario en el tercer lugar, con
73 éxitos, mientras que Woods reanudó su rauda carrera en pos de las 82
celebraciones de Sam Snead. En esta, una de las estadísticas más importantes
del deporte, por primera vez Tiger Woods superó el listó dejado por Nicklaus.
Para los
aficionados al golf, los anunciantes, los organizadores del torneo y el propio
circuito, tampoco fue un triunfo cualquiera. De hecho, la cadena CBS,
propietaria de los derechos de televisión del PGA Tour, reportó un increíble
aumento de la audiencia del ¡¡188 por ciento!! en relación con el año anterior.
Esa vez, Nick Watney superó al surcoreano K.J. CHoi para apuntarse la segunda
victoria de la campaña. Ahora, con el mejor golfista del mundo en plenitud, las
mediciones registraron una audiencia de 4,6/10, con su punto más alto entre las
6:30 y las 6:45 de la tarde, justamente mientras Woods aseguraba su triunfo,
con una marca de 6,8/14.
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Se jugó en el Congressional CC, un campo muy difícil. |
Lo más
insólito de ese registro es que cientos de miles de televisores de los estados
de Filadelfia, Baltimore y Ohio, además de Washington D.C., no pudieron entrar
en la medición porque esos hogares habían sufrido los rigores del temporal del
sábado y se encontraban sin energía eléctrica. Con todos esos aparatos
prendidos, entonces, ¿hasta dónde hubiera podido ascender la audiencia? Es la
mejor noticia para Tiger, pero más para
el PGA Tour y para los patrocinadores, que llevan dos años largos soportando la
ausencia de una figura que jalone la audiencia, que capte la atención de los
aficionados.
Con esta
victoria, Woods ascendió al cuarto puesto del ranquin mundial, en clara
demostración de que no se demora en regresar al sitio que bien supo ocupar
durante tanto tiempo. Ya es número uno de la tabla de puntos de la FedEx Cup y
también el primero en ganancias, dos de los escalafones que durante mucho
tiempo fueron su reino particular. Fue el cuarto Top-10 de la campaña en 11
salidas, y la tercera victoria en las más recientes siete presentaciones. En
otras palabras, cada día se parece más a ese gran Tiger Woods que tanto extrañamos,
al que tanto añoramos.
A nivel
estadístico, en 2012, contrario a lo que uno podría pensar, lo mejor de ‘el
Tigre’ está sobre el ‘green’. De hecho, en este AT&T National nunca se
‘tripoteó’. Es 34 en distancia con el ‘driver’, 46 en ‘fairways’ acertados, 17
en ‘greenes’ en regulación y, quién lo creyera, noveno en ‘putts’ por ronda
(28,0 en promedio). Como profesional, su promedio de victorias por torneos
disputados es de 27,3 por ciento (74 triunfos en 271 salidas). Fue, además, la
duodécima temporada en la que alcanzó al menos tres victorias, y el primer
jugador capaz de sumar esa cantidad de éxitos en una campaña desde que Jim
Furyk lo hizo en 2010. Fue la vigésima tercera ocasión que ganó viniendo de
atrás, y la novena en doce ocasiones en las que arrancó la última ronda a un
golpe del líder.
De cara al
British Open, que se jugará desde el próximo jueves 19 en el Royal Lytham &
St. Annes, de Lancashire (Inglaterra), hay un detalle que no puede pasar
inavertido: el campo en el que se jugó. No sobra recordar que el Congressional
Country Club de Bethesda (Maryland) fue escenario del U.S. Open de 2011 (cuando
triunfó Rory McIlroy) y, en consecuencia, estaba preparado en unas condiciones
superlativas, más allá de las exigencias normales de otros campos por los que
transita el circuito. El promedio de golpes de la semana así lo confirma: 73,59
en la primera ronda; 73,30 en la segunda; 72,94 en la tercera (luego del
vendaval que derribó árboles) y 73,05 en la cuarta. El campo, de 7.204 yardas
de longitud, se jugó par 71.
Quizás no
haya sido una de las victorias más brillantes de ‘el Tigre’, quizás sea uno de
esos éxitos que se olvidan con rapidez, quizás no sea algo importante para su
trayectoria (como lo dijo el comentarista Paco Alemán, para el que el récord de
triunfos en todos los tiempos es secundario), quizás. Lo que es indiscutible es
que, con la paciencia y la sapiencia que todos le conocemos, Tiger está
construyendo lentamente ese gran campeón que a todos nos encanta. Esta semana
estará otra vez en el campo para disputar el The Greenbrier Classic, en White
Sulphur Springs (Virginia Occidental), y poco a poco se acerca la que los
aficionados del mundo esperamos: la batalla por el ‘Claret Jug’.
Hasta la
próxima…
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