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La última victoria 'Major' de Tiger: el U.S. Open de 2008 (imágenes tomadas de Internet) |
Esta que
comenzó es una de las semanas más importantes del año para los aficionados al
golf: es semana ‘Major’, pues el The Olympic Club de San Francisco (California)
recibe por quinta ocasión en la historia el U.S. Open Championship, segunda gema
del ‘Grand Slam’, que cumplirá su edición número 112. Será en el Lake Course
(par 71 de 6.842 yardas), campo diseñado en 1924 por Willie Watson y Sam
Whiting y rediseñado por este último en 1927.
Lo más
fácil sería decir que “el mundo del golf se paraliza”, al mejor estilo de un
periodismo ya caduco, pero eso no solo es pretencioso, sino también mentiroso.
Por el contrario, el mundo de cada uno de los aficionados se trastorna, porque
hay que cuadrar horarios de trabajo, dedicación a la familia y juego para poder
observar las acciones, sin perderse detalle alguno de las incidencias. Los
corazones laten a un mayor ritmo y la taquicardia, sin duda, estará a la orden
del día el fin de semana, en especial en la tarde-noche del domingo.
El
norirlandés Rory McIlroy, número 2 del mundo, defiende la corona que conquistó
el año pasado en el Congressional Country Club de Bethesda (Maryland). Acreditó
268 golpes (-16) y superó por 8 al australiano Jason Day. A 10 impactos, la
tercera casilla fue compartida por Kevin Chappell, Robert Garrigus, Lee
Westwood y Y.E. Yang. Camilo Villegas, ausente en esta ocasión, no superó el
corte tras acreditar tarjetas de 77-72—149 (+7). Fue la segunda victoria
consecutiva de un golfista europeo, pues Graeme McDowell, también norirlandés, ganó
en 2010. El último estadounidense que levantó el trofeo fue Lucas Glover, en
2009, y antes, en 2008, lo había hecho Tiger Woods.
Aquella, en
el South Course de Torrey Pines, en San Diego (California), fue una victoria
cargada de dramatismo, y no solo por el hecho que se consumó en desempate. Lo
fue, principalmente, porque ‘el Tigre’ jugó con una evidente lesión en la
rodilla, que lo obligó a someterse a una nueva intervención quirúrgica.
Caminando con gran dificultad, limitado para poder desarrollar su reconocida
potencia, Woods terminó igualado con Rocco Mediate, con 283 golpes (-1), al que
enfrentó en un desempate a 18 hoyos, el día lunes. Concluido ese recorrido,
ambos acreditaron 71 impactos (E) y finalmente el todavía número uno del mundo
ganó en el primero de la muerte súbita, con par contra el ‘bogey’ de su rival.
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Bubba Watson buscará su segundo 'Major' del año. |
Fue el
último de los 14 ‘Majors’ que Tiger acredita en su palmarés, un recorrido que
todos esperamos se reanude este fin de semana en San Francisco. Porque, para qué
decirnos mentiras, después de lo que Woods nos regaló en el final del Memorial
Tournament, el domingo antepasado, en nuestros corazones se volvió a encender
el fuego de las emociones inolvidables y anhelamos con todas nuestras fuerzas
que regrese al círculo de los ganadores en un torneo de esta índole. Han pasado
15 ‘Grandes’ desde entonces y Woods participó en diez sin poder quedarse con la
victoria. El segundo puesto en el PGA Championship de 2009 es su mejor
actuación reciente.
Los jóvenes
McIlroy y Rickie Fowler, dos de los llamados a ocupar el trono de ‘el Tigre’,
anunciaron a través de Twitter lo que puede ser este fin de semana: otra de las
conocidas ‘carnicerías’ preparadas por la USGA. Según contaron después de
cumplir algunas rondas de práctica en el The Olympic Club, el campo está “intratable”.
Fowler trinó que “ojalá los organizadores lo suavicen un poco, o de lo
contrario vamos a sufrir mucho”. Una tendencia que a lo largo de los últimos 15
años se incrementó, justamente desde que Tiger Woods irrumpió con fuerza en el
firmamento golfístico y amenazó con quebrar todos los récords.
Para tratar
de contrarrestar el ‘efecto Tiger’, la USGA decidió cambiar el perfil de sus
campos: hoyos más largos, ‘rough’ más alto y tupido, ‘fairways’ más angostos y,
sobre todo, ‘greenes’ más rápidos y menos receptivos. Un coctel que, sin duda,
está debidamente preparado para que, desde el jueves, los mejores jugadores del
mundo se enfrenten a la que puede ser la peor de sus pesadillas. Por cuenta de
esa estrategia, de alguna manera se ha cambiado la lógica de los hechos y, lo
peor, el espectáculo se ha visto sacrificado: ahora se gana apostándole al par
de cada hoyo, sin tiros espectaculares, más por decantación que por méritos
propios.
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Rory McIlroy defenderá la corona ganada el año pasado. |
Luke
Donald, Lee Westwood, Dustin Johnson, Justin Rose, Jim Furyk, Phil Mickelson,
Matt Kuchar, Bubba Watson y Jason Dufner, además de McIlroy, son legítimos aspirantes
a la corona y serán los jugadores que, sin duda, se interpondrán entre Tiger
Woods y su decimaquinta corona ‘Major’. Luego de que el irlandés Padraig
Harrington ganara el British Open y el PGA Championship de 2008, el mundo del
golf ha visto 13 campeones diferentes. En ese listado se apuntaron Ángel
Cabrera, Lucas Glover, Stewart Cink, Y.E. Yang, Mickelson, Graeme McDowell,
Louis Oosthuizen, Martin Kaymer, Charl Schwartzel, McIlroy, Darren Clarke,
Keegan Bradley y Watson.
El bombardero
zurdo, de otro lado, apenas el tercer jugador de ese perfil que ostenta la
mítica chaqueta verde del Masters de Augusta, intentará convertirse en el
primer jugador capaz de ganar los dos primeros ‘Majors’ de la temporada desde
2002 y, de paso, revivir la ilusión del hasta ahora inalcanzable ‘Grand Slam’. El
último jugador que ganó esas dos citas fue, claro, Tiger Woods (Jack Nicklaus
lo había hecho en 1972 y Ben Hogan, en 1951 y 53). Lamentablemente, la
presencia latinoamericana estará restringida al argentino Ángel ‘el Pato’
Cabrera, vencedor del este torneo en 2007. Villegas, el venezolano Jhonattan
Vegas y Andrés Romero no consiguieron asegurar un cupo y tendrán que seguir el
torneo desde sus casas, por televisión.
Frente a la
pantalla, ya sea la del televisor o la del computador conectado a Internet,
seguiremos las incidencias de este U.S. Open Championship. Lo haremos con la
ilusión de observar un torneo de categoría, un juego que nos deleite, unas
emociones que nos hagan sufrir y gozar. Y, sobre todo, con las ganas de que
Tiger Woods, por mucho el mejor golfista del planeta sin importar qué digan los
diferentes ránquines, vuelva a protagonizar una de sus consabidas celebraciones
en la tarde del domingo. El golf necesita a ‘el Tigre’ en su plenitud,
especialmente en los ‘Majors’, y esta parece ser la ocasión precisa para que,
ante su gente (no hay que olvidad que es californiano), se acerque a la marca del
‘Oso Dorado’.
Hasta la próxima...
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