lunes, 18 de junio de 2012

Un nuevo campeón, el mismo rey


Webb Simpson fue el mejor del fin de semana (imágenes tomadas de internet)
No fue Tiger. Ni McDowell ni Els ni Furyk ni Harrington ni Dufner. El nuevo rey del U.S. Open Championship, que cumplió su edición 112 en el temido campo del The Olympic Club, en San Francisco (California), fue Webb Simpson. No ganó uno de los favoritos, pero decir que hubo sorpresa es amañar la verdad. Porque si bien se trata de un jugador joven (26 años) con apenas 107 torneos del PGA Tour disputados antes de este fin de semana, sería mentira argumentar que es un desconocido o uno de esos jugadores que vivió un fin de semana de ensueño y luego pasará rápidamente al olvido.

Simpson no estaba entre los favoritos porque su temporada 2012 había sido discreta hasta el momento y porque venía de fallar el corte en sus dos más recientes salidas (The Players Championship y the Memorial Tournament). Acreditaba tres Top-10 (tercero del Hyundai Tournament of Champions, octavo del Waste Management Phoenix Open y cuarto del Wells Fargo Championship). En el Masters de Augusta, si bien jugó las cuatro rondas, ocupó un puesto 44 que no permitió que su nombre se mencionara.

Sin embargo, este jugador nacido en Raleigh (Carolina del Norte) y graduado de Religión en Wake Forest University en 2008 fue uno de los más destacados de la pasada temporada del PGA Tour. De hecho, no sobra recordarlo, peleó palmo a palmo el título de Jugador del Año, honor que finalmente recayó en el inglés Luke Donald. Disputó 26 torneos, ganó dos, fue segundo en tres ocasiones, sumó 12 Top-10 y solo estuvo por fuera del Top-25 en cinco oportunidades. Con más de 6,3 millones de dólares recolectados y 2.745 puntos, fue segundo de la FedEx Cup.

Simpson llegó al PGA Tour a través del Q-School de 2008, torneo en el que ocupó el séptimo puesto. En 2009, como novato, jugó 30 veces y acreditó 4 Top-10, con el quinto puesto del Bob Hope Classic como mejor figuración. Estuvo en tres de los cuatro certámenes de los ‘playoffs’ y terminó de 62 en la FedEx Cup. En 2010 sufrió un bajó que pude considerarse normal: en 31 salidas, tuvo dos Top-10, pero fue eliminado en 18 ocasiones. En la FedEx Cup fue puesto 82. Y en 2011, como quedó dicho, explotó y mostró todo su potencial.

En efecto, fue un test muy complicado para todos.
El U.S. Open del año pasado fue su primer ‘Major’ y dejó claro que posee pasta para jugar viene esta clase de torneos: ocupó la casilla 14. Refrendó con el puesto 16 en el British Open, aunque patinó en el PGA Championship, en el que no superó el corte. Curiosamente, una semana después de este percance logró su primer triunfo: fue en el Wyndham Championship, en Greensboro, no lejos de su lugar de nacimiento. Con acumulado de 262 golpes (-18), superó por 3 al zurdo George McNeill.

Enseguida, en el arranque de los ‘playoffs’, fue décimo del The Barclays, con 200 impactos (-13); ganó Dustin Johnson (194, -19). Extendió la buena racha al ganar el Deutsche Bank Championship tras superar en el segundo hoyo del desempate a su compatriota Chez Reavie; ambos concluyeron con 269 golpes (-15). En los otros dos certámenes de los ‘playoffs’, fue quinto del BMW Championship y 22 del The Tour Championship. Jugó dos citas de la Fall Series y terminó de segundo en el The McGladrey Classic, superado en dos hoyos en la muerte súbita por Ben Crane. Integró el equipo de Estados Unidos que ganó la Presidens Cup (terminó invicto, con tres triunfos y dos empates).

Su arranque en San Francisco estuvo dentro de lo normal: 72-73 (+5), para ubicarse no lejos de los punteros. Sin embargo, lo mejor de su juego afloró el fin de semana, justamente en los recorridos en los que los favoritos y más experimentados cayeron como soldaditos de plomo: con sendas anotaciones de 68 golpes (-2), llegó al club-house como líder, a la espera de lo que pudieran hacer Harrington, Els, McDowell y Furyk. Fue el único con números rojos sábado y domingo. Sentado frente al televisor y acompañado de su esposa, que en agosto le dará su segundo hijo, Simpson fue protagonista silencioso de ese dramático final.

La última jornada la arrancó en la octava casilla y ese inicio no fue promisorio: ‘bogeys’ en los hoyos 2 y 5 lo hicieron caer en la tabla de posiciones. Sin embargo, tuvo una furiosa reacción que, más tarde se supo, lo llevó directo al círculo de los ganadores: acreditó cuatro ‘birdies’ en los siguientes cinco hoyos. Cerró con ocho pares consecutivos que para cualquier torneo distinto al U.S. Open Championship hubieran significado una derrota. Sobrevivió con creces en el dificilísimo tramo inicial y fue el único que no se equivocó en el final, una combinación ganadora.

Cuando ya Simpson había firmado su tarjeta y estaba a la espera, Furyk anotó ‘bogeys’ en el 16 y 18 para enterrar sus opciones. Idéntico final tuvo Els, que en algún momento amenazó con pasar de largo. Harrington aspiraba a un milagro, pero el error en el 18 se lo impidió. Y, por último, McDowell, campeón del torneo en 2010 en Pebble Beach, pagó caros los errores de los hoyos 13 y 14 y echó de menos un último ‘birdie’ para forzar un desempate. Por eso, compartió el segundo lugar con Michael Thompson, este sí toda una sorpresa, que acreditó la mejor tarjeta del domingo: 67 (-3).

El 'putter', una vez más, postergó las ilusiones de Tiger Woods.
El corte dejó fuera de carrera la siguiente lista de connotados: Bubba Watson (ganador del Masters de Augusta), Luke Donald (número uno del mundo), Rory McIlroy (campeón defensor), Dustin Johnson (ganador de la semana previa), Ryo Ishikawa, Louis Oosthuizen, Lucas Glover (excampeón del torneo), Martin Laird, Bill Haas, Mark Wilson, Carl Pettersson, Geoff Ogilvy, Scott Piercy, Kyle Stanley, Gary Woodland, D.A. Points y Aaron Baddeley, todos ganadores en el PGA Tour el año pasado o en la presente temporada, y Michael Campbell (otro excampeón). Por eso, a la hora de hablar de fracasos, mejor revisar este listado.

‘El Tigre’, que era colíder al término de los primeros 36 hoyos y parecía encaminarse hacia su decimaquinta victoria ‘Major’, una vez más padeció los rigores de su divorcio con el ‘putt’. Al final, a diferencia de lo que se pudiera pensar, se mostró satisfecho con el resultado, a pesar de terminar en la casilla 21, a 6 golpes del vencedor. El exnúmero uno del mundo afirmó haber quedado muy contento con su juego y reconoció que la victoria se le escapó al no haber podido descifrar la velocidad de los ‘greenes’ durante sábado y domingo.

La actuación de Woods el fin de semana supuso una decepción para sus millones de hinchas alrededor del mundo. Parecía ser el final de su sequía en los ‘Majors’ y la reanudación de su carrera en pos del récord de Jack Nicklaus (18 coronas). Pero, otra vez no fue. A diferencia de actuaciones recientes, sin embargo, no se lo vio salido de casillas, ni desesperado, sino más bien resignado a su suerte. De cara al British Open, que se iniciará el próximo 19 de julio en Royal Litham & St. Annes, un campo en el que en 2001, cuando triunfó David Duval, terminó en la casilla 25, a 9 impactos del vencedor, ‘el Tigre’ sigue como el rival a vencer. Falló sobre el ‘green’, donde se decide al ganador, pero pegó bien el resto del campo y ya se sabe de qué es capaz cuando se sintoniza con el ‘putter’.

Este U.S. Open Championship dejó a una nueva estrella en el firmamento golfístico mundial: Webb Simpson. Este joven tendrá ahora que ratificar que no es otra de tantas estrellas fugaces y que está en capacidad de competir al más alto nivel con regularidad. Condiciones ha mostrado de sobra, ya acredita tres éxitos en el circuito y ahora atesora un ‘Grande’. Woods, que puso todo el condimento durante las dos primeras rondas, se quedó corto. Pero, equivocados están todos aquellos que creen que nunca más volverá a ganar un ‘Major’, que no le dará un nuevo impulso a su reinado. Porque, pese a todo, él sigue siendo el rey…

Hasta la próxima…

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