jueves, 21 de junio de 2012

‘El Tigre’ salió de paseo y en la selva están de fiesta


La última gran celebración de Tiger Woods: el U.S. Open de 2008 (fotos tomadas de Internet)
La reciente victoria de Webb Simpson en el U.S. Open confirmó una tendencia marcada en los últimos 15 ‘Majors’, justamente después de la más reciente victoria de Tiger Woods, en 2008. Tras aquel recordado final dramático, en el que aun lesionado en una rodilla venció en el desempate del lunes al sorprendente Rocco Mediate, aquella vieja premisa de que “cuando el gato no está en casa, los ratones hacen fiesta” cobró vida. Y nadie sabe cuándo será que el felino regresa para poner todo en orden, como antes.

Desde que Tiger Woods ganó su primer ‘Major’, el Masters de Augusta de 1997 y hasta ese U.S. Open de 2008 se disputaron 47 ‘grandes’ en los que otros 24 jugadores diferentes pasaron por el círculo de ganadores. Salvo unas contadas excepciones, se trataba de jugadores de reconocida trayectoria, algunos con varias victorias en el PGA Tour, y casi todos transitando por el ‘tercer piso’, es decir, con más de 30 años. Eso significa que se trataba de golfistas maduros, hechos y derechos, curtidos en mil y una citas y de esos que parten en estos torneos con el rótulo de favoritos, o cuando menos con el de aspirantes.

Ernie Els (dos victorias), Justin Leonard (1), Davis Love III (1), Mark O’Meara (2), Lee Janzen (1), Vijay Singh (3), José María Olazábal (1), Payne Stewart (1), Paul Lawrie (1), David Duval (1), David Toms (1), Jim Furyk (1), Phil Mickelson (3), Geoff Ogilvy (1), Zach Johnson (1), Ángel Cabrera (1) y Padraig Harrington (3) conforman ese selecto grupo. De ellos, solo Els, Olazábal, Janzen y el finado Stewart habían triunfado en un ‘Major’ antes de la irrupción de Tiger Woods y tras el comienzo de la sequía de ‘el Tigre’ los únicos que volvieron a alzar uno de estos trofeos fueron Cabrera y Mickelson.

Los que se salieron de esta norma fueron Retief Goosen, Rich Beem, Mike Weir, Ben Curtis, Shaun Micheel, Todd Hamilton y Michael Campbell. Todos ellos entraron a la historia obtener su primer triunfo en el circuito estadounidense en un certamen del ‘Grand Slam’. Fue, como se dice en la calle, un fin de semana afortunado que después no fueron capaces de confirmar y, a excepción del surafricano, todos regresaron a ser lo mismo que antes: ilustres desconocidos, refundidos en la parte baja de la tabla de posiciones y acostumbrados a ser eliminados tras dos rondas. Goosen, en cambio, ganó otras seis veces en el PGA Tour, incluido un segundo ‘Major’.

Phil Mickelson ganó durante el reinado de Woods y después.
Eran otras épocas, en las que no era difícil acertar por anticipado el eventual ganador del Masters de Augusta, el U.S. Open, el British Open y el PGA Championship. La baraja de aspirantes no era demasiado amplia y el nombre del vencedor casi nunca se salía de esa lista. Ahora, sin embargo, todo es distinto: acertar un campeón ‘Major’ es más difícil que ganarse el Baloto, pues se cumple aquella premisa teórica de que cualquiera de los participantes está en capacidad de adjudicarse la victoria. En otras palabras, antes los ‘Grandes’ parecían una reunión de viejos amigos que se turnaban el trofeo y ahora son, literalmente, una lotería.

Tan pronto Woods empezó a coleccionar ‘Majors’ imponiendo récords increíbles, los organizadores de los torneos, algunos sin pena, reaccionaron y empezaron a tomar medidas para defenderse de esa hegemonía. Los campos se alargaron hasta medidas insospechadas, se talaron árboles, se construyeron búnkeres, se agrandaron lagos, se endurecieron ‘greenes’, se angostaron ‘fairways’ y se dejó crecer el ‘rough’ hasta convertirlo en una especie de selva urbana. Una estrategia que no surtió efecto, pues ‘el Tigre’ no dejó de ganar torneos y, como se sabe, solo frenó cuando la exigencia física superó los límites permitidos y, en especial, se destapó su escándalo de infidelidades que le costó el matrimonio con la sueca Elin Nordegren.

En pleno reinado, no cabe duda de que Woods intimidaba a sus rivales. Hasta los más experimentados, encopetados y atrevidos sucumbían a su poderío, a sus furiosas embestidas, y ninguno lucía capaz de frenar su impulso en procura de marcas hasta entonces impensadas. Lo respetaban y, sobre todo, le temía. Pero, todo cambió cuando el propio Woods se encargó de mostrarle al mundo del golf su lado humano: no fue solo que demostró flaquezas nunca antes vistas, sino que además muchos le perdieron el respeto o, cuando menos, entendieron que era posible retarlo. Y, entonces, se generó un nuevo orden mundial, el actual, en el que los sardinos hacen la fiesta en los ‘Majors’.

Desde aquel U.S. Open de 2008, en los libros de historia del golf se inscribieron 15 nombres diferentes como ganadores de ‘Grandes’, y solo dos de ellos ya atesoraban alguna corona similar: Mickelson y ‘el Pato’ Cabrera. Los restantes son Trevor Immelman, Lucas Glover, Stewart Cink, Y.E. Yang, Graeme McDowell, Louis Oosthuizen, Martin Kaymer, Charl Schwartzel, Rory McIlroy, Darren Clarke, Keegan Bradley, Bubba Watson y Webb Simpson. Como hecho destacado, solo 6 de ellos acreditaban 30 o más años en el momento de sus éxitos (Yang, Cink, Cabrera, Mickelson, Clarke y Watson).

'El Pato' Cabrera, el otro que repitió victoria después de 2008.
Así mismo, de los 15 últimos ‘Majors’ solo 6 fueron ganados por golfistas estadounidenses (Glover, Cink, Mickelson, Bradley, Watson y Simpson), mientras que los llamados golfistas internacionales se apuntaron las restantes 9 coronas. Se trata de tres surafricanos (Immelman, Oosthuizen y Schwartzel), un asiático (Yang), cuatro europeos (McDowell, Kaymer, McIlroy y Clarke) y un suramericano (Cabrera). Durante el reinado de ‘el Tigre’, los únicos jugadores del Viejo Continente que alcanzaron algún ‘Major’ fueron Olazábal y Harrington, mientras que los internacionales celebraron 12 éxitos (Harrington, 3; Singh y Goosen, 2; Lawrie, Els, Weir, Campbell y Ogilvy, uno cada uno).

Pero, volvamos al punto central de este análisis: ¿por qué ahora ganan los jóvenes? No cabe duda de que hay una nueva generación de talentos muy importante, con jugadores de gran capacidad técnica y, como Tiger en su momento, estado físico y mentalidad sobresalientes. Si bien prácticamente todos se hicieron golfistas porque querían emular a Tiger Woods, el ídolo de su niñez, descubrieron que podrían hacer algo más que idolatrarlo: derrotarlo en el campo de juego. Al lado del morocho californiano no se los ve apocados, acomplejados, derrotados de antemano como ocurría con los rivales de antaño, sino que, por el contrario, caminan crecidos, convencidos, hasta motivados.

¿Cuándo volverá Tiger Woods a ganar un ‘Major’? Esa es una pregunta que nadie, ni él mismo, puede responder. Puede ser en el venidero British Open, puede ser nunca más. Todo depende de él: necesita recuperar su mejor nivel, especialmente con el ‘putt’, y también esa mentalidad inquebrantable que lo hacía intocable. Antes, todos jugaban a la espera de que ‘el Tigre’ realizara alguno de sus golpes mágicos y los dejara viendo un chispero, mientras que ahora lo hacen a sabiendas de que puede cometer algún error que lo alejará del triunfo. Una posible respuesta a la difícil pregunta es la siguiente: Tiger Woods volverá a ganar un ‘Major’ el día que vuelva a gozar del respeto de sus rivales y, en consecuencia, se convierta otra vez en un aspirante temible. Mientras eso ocurre, los ‘Majors’ serán esa fábula en la que ‘el Tigre’, el rey, se fue de la paseo y en la selva todos están de fiesta…

Hasta la próxima…

No hay comentarios:

Publicar un comentario