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La más reciente victoria de Camilo Villegas fue en Honda Classic de 2010. |
El triunfo tiene muchos padres; la derrota, uno solo. Esa es la realidad, hoy por hoy, de Camilo Villegas en el PGA Tour. El antioqueño, que en temporadas anteriores logró despertar un gran fervor en la afición, hoy es blanco de críticas, y hasta de burlas, por parte de muchos de aquellos que, cuando estaba en la cresta de la ola, se subieron al bus de la victoria.
Tras 12 salidas en la presente campaña, el balance para Camilo no es bueno. Acredita 6 cortes superados, 5 fallados y un retiro. Su mejor ubicación es el puesto 18 en el Zurich Classic of New Orleans y solo contabiliza otro Top-20 (fue 19 en el Humana Challange, su primer torneo del año). Luego de quedar eliminado a mitad del camino este fin de semana en el The Players Championship, el llamado ‘quinto Grande’ del año, el paisa está en el puesto 114 de la FedEx Cup (que le garantizaría un lugar en el arranque de los Playoffs), es 123 en la Lista de Ganancias y había arrancado la semana en el 125 del Ranquin Mundial.
Los mismos que hace algún tiempo hacían fiestas y se proclamaban padres de los éxitos de Camilo, hoy se rasgan las vestiduras porque los triunfos no aparecen. De ser tema especial en los medios de comunicación, hoy si acaso su nombre figura como protagonista de una breve, casi siembre bajo titulares burlescos, fatídicos, inclusive con clara intención de dañar. Es la otra cara de la moneda, una a la que Villegas no está acostumbrado, pues el suyo es un permanente romance con los éxitos.
Transcurridos cinco meses y medio de temporada, la situación de Villegas no es cómoda. Sin embargo, está lejos de ser tan trágica como algunos la quieren hacer ver. Restan 16 torneos de la temporada regular, incluidos los cuatro ‘Majors’. Por su posición en el escalafón orbital, el colombiano deberá ir a las fases clasificatorias del U.S. Open y del British Open Championship. Provisionalmente está incluido en la lista de participantes del PGA Championship (puesto 64, y avanzan 70). Eso significa que, con un poco de suerte, podría estar presente en tres de cuatro. Y, si no consigue entrar a esa instancia, aún le quedarían los cinco certámenes de la Fall Series para revalidar sus privilegios.
El drama sobre el que algunos quieren edificar sus críticas es que “Camilo Villegas va a perder su tarjeta del PGA Tour”. Será que tienen la bola de cristal o leen las cartas para saber qué va a ocurrir de aquí al 19 de agosto, día en que termina la temporada regular y se definen los jugadores que arrancarán los torneos de los ‘playoffs’. No sobra recordar que el año pasado el panorama era similar y el colombiano jugó tres de los cuatro certámenes de esa fase y falló por muy poco para el último (el The Tour Championship). Se les olvida, así mismo, que los últimos meses de la campaña han sido, por lo general, los de mejor balance para Villegas.
Si bien Camilo no está en la situación que nos gustaría verlo, en el lugar en el que nos acostumbramos a verlo, tanto pesimismo suena más bien a oportunismo. Y del barato. Camilo Villegas no está acabado, ni está en decadencia; él, como muchos otros deportistas, sufre los vaivenes naturales en el ultracompetitivo mundo profesional. El mismísimo Tiger Woods, que parecía un extraterrestre, hoy nos muestra debilidades hasta ahora desconocidas y sufre para ganar. Pero, tampoco está acabado o en decadencia, solo en un período de transición, como el antioqueño.
Aquellos que critican con dureza a Villegas al parecer desconocen algunos hechos que merecen ser destacados. Pese a lo que algunos denominan “mal juego”, Villegas sigue siendo el mejor golfista latinoamericano del mundo. En el ranquin mundial, el venezolano Jhonattan Vegas está en el puesto 156; el argentino Ángel ‘el Pato’ Cabrera, en el 174; su compatriota Andrés Romero, en el 189, y el chileno Felipe Aguilar, el primero de los que compiten en Europa, ya aparece por fuera del Top-200, en el lugar 202. El segundo colombiano del listado es Camilo Benedetti, de gran temporada en el Nationwide Tour, que está de 408, y el tercero es Rafael Romero, del ámbito doméstico, en el 619. Entonces, si Villegas está en decadencia, qué se puede decir del resto de jugadores de la región.

Con 30 años, la carrera deportiva de Villegas está en una etapa de ‘reingeniería’. Su juego no tiene la consistencia de antaño y le cuesta mucho aparecer en puestos de vanguardia. De hecho, su más reciente Top-10 oficial data del 18 de septiembre, es decir, hace ocho meses, cuando fue noveno en el BMW Championship, en los ‘playoffs’ de la FedEx Cup. Pero, pensar que su carrera está en declive o que ya alcanzó su techo es algo atrevido. Es, simplemente, algo normal en un deporte tan complicado como el golf, algo de lo que no escapan jugadores de gran renombre.
Phil Mickelson, por ejemplo, está en el décimo lugar del ranquin mundial, es decir, a punto de salir del Top-10. Apenas ganó una vez en lo que va corrido del año (AT&T Pebble Beach National Pro-Am), cuando a estas alturas de la temporada tradicionalmente tenía más de una celebración. El español Sergio García, por su parte, también sufre altibajos. Es 23 del mundo y 61 de la FedEx Cup; su más reciente triunfo en el circuito se produjo hace cuatro años, en el The Players Championship de 2008 y, aunque hasta le coqueteó a la victoria en ‘Majors’, son más frecuentes las malas que las buenas.
Ryan Moore, el único jugador a excepción de Tiger Woods que logró el carné del PGA Tour sin necesidad de acudir al Q-School o al Nationwide Tour, hoy es puesto 61 del ranquin mundial. Llamado a convertirse en uno de los mejores golfistas del mundo, en su palmarés acredita solo un triunfo: en el Wyndham Championship de 2009. Está muy lejos de ser el mismo golfista exitoso de su trayectoria como amateur y, con 30 años recién cumplidos, no consigue hacer realidad todo aquello que prometió hace un lustro.
Y un último ejemplo: el irlandés Padraig Harrington, que en 2008 tocó el cielo con las manos al ganar el British Open Championship por segundo año consecutivo y también el PGA Championship, hoy es número 95 del mundo. Desde aquellos éxitos, solo ganó dos veces, una en el Tour Europeo (Irish PGA de 2009) y otra en el Asian Tour (Iskandar Johor Open de 2009). Fue octavo en Augusta, pero falló en corte en las dos siguientes salidas (incluido este fin de semana), en una tónica de irregularidad que se adueñó de su trayectoria.
El golf actual es muy distinto al de hace una década, mucho más al de hace 20 años, época en la que los puestos de privilegio en escalafón orbital o en los ‘Majors’ estaban casi ‘asignados’. Hoy hay una nueva generación muy competitiva que le ha dado otro tinte a los torneos del PGA Tour y que, si bien no consigue consolidarse y permanecer, les quitó protagonismo a los ases de antaño; inclusive a jóvenes como Villegas. Cada día es más difícil figurar en los primeros planos y los vaivenes en las clasificaciones estadísticas, empezando por el ranquin mundial, no respetan nombre, pinta o palmarés. Se sube con dificultad y se baja con rapidez porque el panorama del golf también se adecuó a los tiempos modernos en los que la dicha es efímera y cada día es una dura lucha por revalidar las credenciales. Villegas, fiel a su estilo guerrero y batallador, da la pelea. Y los que hemos seguido de cerca su carrera profesional sabemos que más temprano que tarde recuperará la mejor senda. Y para los que esperan ese momento para volver a subirse al bus de la victoria, hay malas noticias: se acabaron los puestos…
Hasta la próxima…
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